La evaluación
¿Se pueden evaluar competencias? ¿Sí o no? ¿Por qué?
Es complejo, pero se puede, no como finalidades en sí, pero sí como indicadores que nos dan una idea del proceso de desarrollo y adquisición.
Pero para que se pueda hay que ver el cómo no y el cómo sí.
Cómo no:
· No con exámenes y ni cuestionarios como tradicionalmente se usa, y además es difícil hacerlo con la metodología que se lleva a cabo en los colegios más tradicionales.
Cómo sí:
· Parecido a un proceso de investigación cualitativa, desde diferentes instrumentos, perspectivas, triangulando… Sumergiéndose en la realidad, comprendiendo…
· De manera personalizada y a lo largo del tiempo, consensuado criterios entre el profesorado. A través de un proceso de acompañamiento.
· Es necesario un conocimiento riguroso y profundo de las competencias básicas, sus elementos y manifestaciones.
· Para que se pueda evaluar hay que crear situaciones donde sí que entren en juego las competencias (asamblea, trabajo en equipo, investigación, narraciones, reflexiones…). Evaluando las competencias desde la realidad.
· Otro requisito es que estuvieran incluidos en el currículum actual. ¿Cómo voy a evaluar algo que no llevo a la práctica? Es decir, que si se trabajan se pueden evaluar, si no es difícil.
Desde ahí, surgen una serie de cuestiones:
· ¿Qué cualidades ha de tener el observador para poder evaluar las competencias de una manera personalizada?
· ¿Se pueden establecer estándares? ¿Sí? ¿No? ¿Se debe? ¿No se debe? ¿Cómo se concretan los estándares?
Y desde las cuestiones, se nos abren claves:
· Concretando los estándares de manera singular e individual, no cortando por la misma vara. El principio es genérico, pero la concreción es singular.
· Definiendo rigurosa y profundamente los conceptos, y construyendo consenso sobre los criterios de evaluación.
· Siendo conscientes de que el pragmatismo, el eficientismo condicionan negativamente la práctica de la Evaluación.
· Cristalizando la evaluación en un informe profundo y personalizado de cada criatura.
· Desarrollando actividades en las que se activen las competencias. Estas pueden ser habituales, pero también críticas (poniendo en juego situaciones conflictivas, creando situaciones de conflictos…).
· Siendo conscientes de que la calificación no tiene sentido en la enseñanza obligatoria; porque en esta se debe ayudar inexorablemente a que cada persona saque lo mejor de sí mismo.
· Constituyéndose la evaluación como un andamiaje para la autoevaluación.
· Desarrollando la evaluación compartida, a través de un contraste externo con las demás personas que nos aporte una mayor riqueza de puntos de vista y evidencias.
Cuando todo esto se nos impide, hemos de ejercer nuestro derecho a la rebelión, a actuar de acuerdo a principios propios. Nuestra preocupación debe ser para/con las criaturas.