El búho observador (semana del 4 al 10 de noviembre) en El rincón del zoo: Diario de reflexiones - Portafolio docente de Campus Virtual UMA

El búho observador (semana del 4 al 10 de noviembre)

 

Posado en un árbol se queda observando durante horas y horas. Permanece siempre quieto. Sus grandes y redondeados ojos como platos se dilatan y se contraen a la velocidad del sonido. No se le escapa ni un ápice de lo que observa pues mantiene su mirada focalizada en un solo punto: aquello que desea conocer y comprender.

Pues sí, el búho ejerce la profesión de observador y vaya observador. Ha sido galardonado muchas veces: que si el premio al mejor búho revelación, que si el Óscar por el mejor documental de observación, que si tal, que si cual… en definitiva, el búho es un experto en esto de observar.

Antes de salir a trabajar nunca se olvida de coger una grabadora y un cuaderno para apuntar todo lo que observa durante la sesión de trabajo.

El búho es pizpireto e incluso puede parecer algo desenfadado, pero el ave de plumas pardas y pico curvo es un profesional de los pies a la cabeza, pues su profesión se la toma con severa seriedad.

Empieza su trabajo. Se posa en un árbol, se hace una bola y se pone a observar detenidamente. Primero examina detalladamente toda la situación y luego focaliza en un punto o situación determinada que esté surgiendo en el escenario donde él está. A partir de ahí empieza a coger notas y notas, describiendo con todo detalle lo que desea comprender. “Debe estar clarísimo. Que lo entienda hasta un pollito de búho, vaya”, se dice a sí mismo siempre que empieza a anotar.

Y poquito a poco con sus plumas remeras de su ala izquierda construye un profundo y exhaustivo relato de todo lo observado en la sesión de hoy.

Un día estaba yo tratando de realizar una observación para comprender una realidad, en concreto el proceso de la elaboración de un muffin por parte de mi hermana. Entonces quise consultar con el experto en observación, el sabio y competente señor búho. Así que quise entrevistarle y el pájaro me dejó boquiabierto:

(ATENCIÓN: todo lo que viene a continuación es la entrevista transcrita al español de los ululatos que tuve con el señor búho).

-       Buenas tardes, señor búho- le dije.

-       Buenas tardes, señor humano- me contestó sonriente.

-       Veamos, me gustaría saber cuál es el procedimiento que usted utiliza para llevar a cabo una observación y comprensión de una realidad. ¿Cómo lo hace? Usted tiene prestigio en el tema y qué mejor que usted me eche un cable- le pregunté.

-       La cuestión no es cómo realizo la observación. La cuestión es cómo has aprendido tú- me dijo frunciendo el seño, levantando el ala izquierda, acercando su pico hacia ésta y clasificando sus pequeñas plumas situadas en el costado izquierdo.

-       ¿Cómo?- le comenté mientras iba encogiendo poco a poco los brazos y cambiando paulatinamente mi expresión hacia una de asombro e incredulidad.

-       Seguro que nunca has hecho una observación en tu vida y lo que has aprendido ha sido leyendo y memorizando cómo se hace una observación ¿Me equivoco?- me comentó el búho mientras caminaba despacio sobre la habitación, mirando de izquierda a derecha como si tratara de buscar algo que se le había perdido.

-       Pues me he mirado la teoría de la observación de los búhos. Saqué un 9 en el examen y tengo aquí un esquema que me dio el profe para llevarlo a cabo, aunque solo lo memoricé para aprobar y listo- añadí mientras iba sacando progresivamente, de uno en uno todos los documentos a los que yo hacía referencia.

El búho en seguida estalló a carcajadas y no paraba de hacer comentarios jocosos con respecto a lo que yo le respondí. Me comentó que él es competente en la observación porque aprendió a través de la práctica. “El lenguaje no se aprende estudiando solo gramática, sino que se aprende hablándolo, escribiéndolo, leyéndolo y escuchándolo”, añadió.

Pues sí, estaba en lo cierto. ¿A quién se le ocurrió la idea de enseñarme a observar desde la teoría y no desde la práctica? ¡Menuda escuela desfasada tenemos! ¡Soy un incompetente en esto de la observación! ¡Qué agobio!

Cuando tuve aquella entrevista con el búho, me dio la sensación de que él SÍ era n animal competente. Y cuando quiero decir que lo era, me refería a que él ha adquirido las tres competencias de las que tanto nos ha hablado tanto Pérez Gómez. Además, su experiencia hacía que su pensamiento práctico estuviese tan bien conformado que alucinaba pues observé una sesión de su trabajo y me dejó impresionado.

A él no le hacía falta anotar todo lo que tenía que hacer y guiarse por lo que estaba escrito en un guión. Él lo hacía todo desde la intuición, desde la automatización del proceso; era maravilloso cómo se desenvolvía y ejercía tan bien su profesión. Sin palabras me quedé al ver cómo la experiencia del búho en la observación era maravillosa y le garantizaba un trabajo bien hecho y cohesionado.

Una semana después de la entrevista fui a visitarle. Había encontrado un nuevo trabajo: maestro dentro de un proyecto de lessons studies. Tenía que colaborar para hacer sesiones con otros maestros de mi mismo curso y luego observar la puesta en práctica de la misma. Como vi que aquello iba sobre observar y analizar sesiones de clase de otros compañeros/as, fui a decirle que me echara una mano a la hora de llevarlo a cabo.

Me llevé una grandísima sorpresa cuando el búho me dijo no tenía ni idea. “Yo solo soy un mero observador de realidades. No puedo analizar procesos metodológicos de la enseñanza pues no me dedico a ello. ¿Qué sé yo de si se da bien una clase o no? Claro que podría construir un relato, pero eso de lo que me hablas (lesson study) es algo más, es tener que profundizar  analizar unos conceptos que yo no domino”, me dijo mientras asentía continuamente.

Si ves algún día por la noche ves a un búho o lo escuchas ulular, seguramente este estará trabajando en la observación. Ellos permanecen en una frondosa rama mirando a todo su alrededor, comprendiendo la realidad y cuando la noche termina, ellos vuelan a sus respectivas madrigueras para relatar todo lo que han observado con detalle y en profundidad.

Pero aunque ellos siempre han sido considerados como animales muy sabios, son conscientes de que no son expertos en muchas cosas y con humildad afirman sus limitaciones. Su sapiencia les lleva a reconocer sus desconocimientos, pero tienen motivación por aprender y mejorar, tienen ese compromiso que es necesario también en la docencia, en el desarrollo de nuevos procesos de innovación como las lessons studies.

¿Seremos algún día como los búhos? ¿Algún día estarán los docentes comprometidos con la labor que tienen que ejercer? No lo sé, quizás sí o quizás no, pero lo que sí sé es que tenemos mucho que aprender de los búhos.

 

¡Gracias señor Búho!