Jueves 31/10/2013 en Mi Diario - Portafolio docente de Campus Virtual UMA

Diario de Rocío Tenllado Vallejo /
Jueves 31/10/2013

Hoy arrancamos motores y antes del recreo llevamos a cabo la clase “piloto” del proyecto de innovación.

A primera hora, Alejandro se reúne con la mitad de la clase de 2º de CFGS de Integración Social para, con mi ayuda, explicarles el protocolo de actuación y que tengan claro aspectos de la organización de la actividad que resultan clave para que la puesta en escena salga lo mejor posible. Cuantas más variables controlemos mejor.

De los 15 alumnos de 2º que ha citado, pedimos cinco voluntarios/as para configurar los cinco grupos interactivos. También reparto las actividades que haremos con los jóvenes de secundaria por si hay alguna duda.

Al principio los alumnos de 2º de CFGS se mostraban recelosos porque pensaban que no podrían ayudar a los chicos/as en la organización de los grupos interactivos al no haber refrescado con anterioridad algunos de los fundamentos académicos de esa etapa. Y es todo lo contrario. El voluntario tiene como papel dinamizar cada grupo. Deberá asegurarse de que las interacciones dialógicas se establecen entre todos los alumnos y alumnas de su grupo.

En un archivo adjunto he añadido el decálogo que entregué y expliqué detalladamente. Alejandro me ha pedido que lo desarrolle más para los próximos voluntarios/as de la experiencia, ya que hemos consensuado que, aunque yo termine las prácticas correspondientes al Máster, al ser alumna de 1º de Integración Social y conocer ya prácticamente a todos/as mis compañeros/as tanto de 1º como de 2º, me quedaré como coordinadora de ellos durante el curso escolar. Este proyecto está siendo para mí una oportunidad única para crecer como persona y, por supuesto, como profesional y el papel que me ha dado Alejandro en esta bonita historia es más de lo que me podría haber dado otro tutor de prácticas en otro centro.

Llega la tercera hora (10:15 horas) y me dirijo a la clase de 1ºA de ESO. Yo me adelanto a los voluntarios/as y voy juntando las mesas y sillas del aula en pequeños grupos de seis pidiendo la colaboración de los jóvenes. Al entrar mis compañeros/as, se formó un pequeño jaleo al querer los niños/as saber sus nombres y con quién iban a ir. Con la lista por delante, rápidamente empecé a formar los grupos con la resistencia de aquellos que no querían sentarse con “fulanita” porque no se llevaban bien, o porque “menganito” era tonto… Después de sobrevivir al caos evidente que se produjo, mandé a cada voluntario/a permanecer con su grupo sin moverse del sitio para que lo controlaran y empezarán con la actividad lo antes posible. Yo me aseguré de que cada niño/a estaba en su grupo y no en otro porque no le gustara el que le había asignado y mientras los voluntarios/as se presentaban, repartí las fichas de las actividades a cada uno. Entonces, la dinámica empezó a rodar.

Aproximadamente cada diez minutos, avisaba a los voluntarios/as para que cambiaran de grupo. El hecho de hacerlo así era para que no sean los niños/as los que se movieran de la silla y se distrajeran con cualquier cosa o empezaran a molestar a otro compañero/a.  

Durante toda la hora estuve paseándome de grupo en grupo y observando cómo iban, a la vez que interactuando con los alumnos/as y con los monitores. El tutor me avisó unos cinco minutos antes de que tocara el timbre para salir al recreo para que fuera finalizando la actividad y me alegré de que lo hiciera porque si no, los niños/as hubieran salido corriendo al patio y no hubiera tenido la oportunidad de felicitarlos a todos/as por lo bien que lo habían hecho y que, de esta manera, se quedaran con un buen sabor de boca de la dinámica.

En el Instituto celebran el día de Halloween y para ello organizan una “castañada” y un pasaje del terror. Son los alumnos/as de bachiller los responsables de estas actividades, ya que su intención es recoger fondos para el viaje de fin de estudios. La directiva ha confeccionado un cuadrante en el que, de manera, ordenada, cada nivel educativo dispone de una hora de la mañana para visitar el pasaje y, si quiere, comprar castañas. Con 1ºA me toca ir después del recreo y con 1ºB a penúltima hora.

A última hora del día me reúno con Alejandro y el tutor de 1ºA donde se ha realizado la clase piloto y evaluamos la actuación de los voluntarios/as, de los niños/as y la nuestra. En general, nos hemos quedado con muy buen sabor de boca, pero todo es mejorable; el caos del inicio ha sido porque los voluntarios/as no han obedecido las indicaciones que le dimos a primera hora de la mañana en la reunión; nada más entrar a clase se deberían haber colocado inmediatamente en el lugar de la clase asignado para su grupo en vez de ponerse a ordenar las fotocopias de las actividades. Esto ha provocado un mayor descontrol en los alumnos/as que se han puesto a corretear y molestar a los demás compañeros/as mientras yo llamaba a los miembros de los grupos heterogéneos que componían cada grupo interactivo. A raíz de que cada niño/a estaba sentado con su voluntario/a pertinente, la situación se calmó y se empezó a trabajar en un ambiente más ordenado. Este error, decidimos subsanarlo para la próxima actuación, repartiendo los nombres de los componentes de cada grupo interactivo a los propios voluntarios/as y así serán ellos/as los que vigilen si están todos o falta alguno.