Miércoles 23/10/2013 en Mi Diario - Portafolio docente de Campus Virtual UMA

Diario de Rocío Tenllado Vallejo /
Miércoles 23/10/2013

A primera hora me acerqué a la clase de 1ºA donde, según el horario consultado, el tutor tenía docencia. Era el único docente que me faltaba por hablar y el encuentro fue muy satisfactorio; le expliqué en qué consistía el proyecto y me mostró mucho interés y entusiasmo.

Mientras realizaban el examen de Ciencias Naturales que estaba previsto para hoy, le pregunté por los alumnos/as que más sobresalían y por los más conflictivos para ir confeccionando los grupos heterogéneos (parte importante del proyecto). Anoté con delicadeza sus nombres dejando la lista abierta ya que pensaba consultar a los demás docentes y tutores. Durante el tiempo que duraba la prueba escrita, charlamos detenidamente sobre el grupo-clase y sobre cuestiones que forman parte del día a día de todo profesor: ¿por qué actúa un alumno de una forma determinada? ¿Qué harán en sus casas una vez que salen del instituto? ¿Qué se puede hacer para que la influencia que se ejerza hacia nuestros alumnos/as sea más efectiva?...

Como he comentado, hablo igualmente con la tutora de 1ºB sobre sus alumnos/as “buenos” y “malos” (cogiendo prestado palabras de su boca) acercándome más a la realidad del grupo-clase.

En la reunión que mantengo con el coordinador del proyecto, nos surge la necesidad de ampliar una hora más nuestra intervención en estos niveles ya que el grupo 1ºB recibiría una hora menos de ayuda y la experiencia no resultaría equitativa para los dos. Por lo que decidimos citarnos con la orientadora del centro para que nos dé su visto bueno y pueda respaldarnos a la hora de presentárselo al director y al jefe de estudios (el cual muestra un poco de reticencia al proyecto). Por otra parte, nos aconseja llevar a cabo un sociograma a dichas clases para lograr una satisfactoria convivencia escolar y evitar la violencia, el acoso escolar o el bullying. Siendo conveniente conocer la estructura social de los alumnos dentro de la clase, con los grupos que se forman, los líderes y los alumnos que son rechazados. Nos serviría de complemento a la observación mantenida durante estas dos semanas. Todos los profesores tienen un conocimiento intuitivo de estas realidades, pero la aplicación del sociograma puede dar mucha luz para poder integrar en el grupo a los alumnos rechazados.

Nos muestra un ejemplo de ello:

En este sociograma se hacen tres preguntas a cada chico/a:

1.- ¿Con qué alumno te gustaría estar en clase para hacer los deberes y los trabajos? Con esta pregunta se pretende averiguar la atracción para el trabajo y saber los líderes que tienen prestigio por ser trabajadores, listos y con capacidad de coordinar las actividades escolares del grupo. Se pregunta también la causa de su elección con cinco opciones y una contestación abierta. El profesor se puede apoyar en los líderes de grupos para organizar equipos de trabajo, juegos y distintas actividades.

2.- ¿Qué compañero de la clase te gustaría tener como amigo? En este caso se pretende conocer la atracción por la amistad y saber qué chicos tienen un liderazgo basado en la simpatía, el buen carácter y la amistad. También se elige una de las cinco causas que se presentan y una contestación abierta. 

3.- ¿Con quién no querrías estar en clase ni ser su amigo? Esta es la pregunta más costosa de responder a los alumnos y a la vez la más interesante del sociograma. Con ella se averiguan los rechazos entre los chicos del grupo y las causas de esta situación, con cinco respuestas y una abierta. Conociendo los alumnos rechazados y sus causas podemos buscar las estrategias para integrarlos en el grupo. ¿A través de qué compañeros se puede iniciar esa integración? En los gráficos sobre el trabajo y sobre la amistad podemos ver si han recibido alguna atracción y a quién eligen en las dos primeras preguntas. Con estos alumnos relacionados de alguna manera con los rechazados podemos hacer varias cosas: hablar con ellos para animarles a acoger a ese rechazado en el trabajo y en los juegos, ponerlos en el mismo equipo de trabajo, organizar juegos entre ellos, etc.

Seguidamente, mantenemos una reunión con el jefe de estudios para que, de alguna manera, sienta que también juega un papel importante y colabore con nosotros. Y ya, de manera personal, habla mi tutor de prácticas con el director para confirmar la posibilidad de ampliar el horario del proyecto. Es curioso este aspecto de la puesta en marcha de cualquier iniciativa en un centro educativo, ya que tenemos que contar con que no todo el mundo se muestre abierto a la cooperación y que tendremos que enfrentarnos a creencias o ideas dispares con respecto a la educación. Sobre este tema mantengo una larga e interesante charla con mi tutor de prácticas durante el recreo.

Hoy ha resultado ser un día muy fructífero en cuanto a recopilación de información y formación personal dirigida a adquirir más seguridad en mí misma al enfrentarme a compañeros/as que no comparten la misma posición que yo.