Hoy, por motivos personales, no he acudido al colegio hasta las 12 del mediodía.
Aunque no he estado, mis compañeras han continuado con la rutina establecida:
Asamblea, Inglés.
En la tercera sesión, a la que se suponía que yo iba a llegar perfectamente, celebrábamos una fiesta para los niños que han ido cumpliendo años durante el mes de octubre.
Si hay algo positivo en este funcionamiento, es que las familias de los niños celebrantes(?) se tienen que organizar para traer cada uno una cosa, adornar la clase, recoger después el lío, y que pueden venir a pasar ese momento con sus hijos y sus amigos. De esta manera, el desembolso económico para las familias es menor y al hacerlo con todos los niños de la clase se evitan el "marronazo" de las fiestas de cumpleaños en casa.
Nunca antes había agrupado los cumpleaños por meses, y lo cierto es que a mi no me gusta nada este funcionamiento. Creo que se desvirtúa totalmente la celebración del cumpleaños. Al agruparlos resulta más cómodo porque sólo "pierdes" un día al mes en celebrarlo, pero también pierdes el ofrecerle al niño en cuestión la oportunidad de ser el protagonista indiscutible de su día.
Para mi ese tiempo, que mis compañeras alegan se pierde, lo estamos ganando en construir una autoestima, una imagen positiva, en trabajar valores como el compartir el desayuno, convenciones sociales como dar las gracias por la invitación y felicitar al cumpleañero...
Vale que estas últimas también se trabajan al celebrarlo conjuntamente, pero las otras se pierden.
Además, desayunar tienen que hacerlo de todas maneras y a mi no me interesa que se prepare un fiestón con globoflexia y piñata, como me contaba una defendiendo la idea, sino que compartan entre todos unas simples galletas María y aprendamos a valorar la importancia de hacer cosas para todos.
Lo cierto, es que las mamás han venido a la clase, han repartido el bizcocho, las patatas, los gusanitos y los zumos, han traido globos para todos y música de fiesta y... sorprendentemente ellas y la profesora que me ha sustituido (y que no era la maestra de apoyo sino una a la que los niños no conocían de nada), han quedado impresionadas de lo tranquilos y formales que se han comportado los niños (a mi no me cuesta tanto creerlo, tengo una pandilla de cafres, pero ante todo son unos zampones).
Tras el recreo he llegado yo al aula, justo cuando se estaban lavando las manos. Para variar, el recibimiento ha sido triunfal, como si llevaran una semana sin verme.
Hemos realizado la audición musical de las piezas escogidas, avisando antes de la música que íbamos a escuchar y que si a alguno le daba un poco de miedo se podía venir a sentar conmigo. La niña que el otro día se escondió bajo la mesa (ayer no vino) se ha sentado directamente a mi lado, agarrándose de mi mano, pero poco a poco se ha ido relajando y haciendo como que tocaba el órgano, imitándome.
Tras esto nos hemos sentado en Asamblea y les he pedido que me contaran qué habían hecho esta mañana. Para ellos sólo habían celebrado cumple, lo demás no importaba.
Una de las niñas nos ha contado que su hermanita, que nació el domingo, ya está en casa. Como en la clase hay varias mamás a punto de dar a luz, le he pedido que nos cuente cómo es su hermana, qué hace, si puede jugar con ella... Laura, la niña, no ha podido ser más explícita: ¡Es un rollo seño!Nada más que llora y hace caca
Hemos hablado de que los bebes no son juguetes, de cómo podemos ayudar a cuidarles, de que cuando somos hermanos mayores tenemos que cuidar y proteger a nuestros hermanos.... Y de que aunque haya un bebé en casa nuetros padres nos siguen quieriendo tanto como siempre, e incluso más.
Tras esto, hemos recordado la poesía del Fantasma Cucufate (la que estamos trabajando en el ciclo) y le he propuesto realizar un dibujo del fantasma, pero... ¿cómo se dibuja un fantasma? y lo que es más difícil ¿cómo se dibuja un fantasma en minifalda? ¿se le ven las piernas?¿tienen orejas? ¿y brazos?
Cada uno ha resuelto su tarea de manera diferente. Algunos han dibujado símplemente un "renacuajo" (figura cabezona con patas), otros se han puesto a mirar a las niñas que llevan falda para saber hacer las piernas del fantasma, alguno ha recurrido al cartel que hay con la poesía escrita en clase y que yo he ilustrado para hacer algo similar, otros aún están en la fase del garabateo....
Al terminar sus dibujos, varios niños han decidido que era la hora del desayuno. Ha sido divertido hacerles entender que la tarta del cumpleaños había sido el desayuno de hoy y que no se tenían que tomar el bocata, estaban desubicados.
Han jugado libremente un rato. Hoy yo no he realizado ninguna propuesta, sin embargo dos niños han comenzado a jugar a asustarse y pronto se les han sumado otros cuantos. Yo me he dedicado a observar cómo se organizaban.
Han formado dos "equipos" los asustadores y los asustados e iban intercambiando los papeles alternativamente. Al principio sólo se acercaban al otro grupo y hacían aspavientos con las manos mientras gruñían, pero pronto uno ha ejercido de líder en uno de los grupos y ha propuesto esconderse para asustar al otro grupo, a esto le ha seguido una reacción del otro grupo intentando inventarse una manera de asustar juntos, y han decidido correr de la mano hacia los otros niños gritando uuuuuuuu.
Finalmente se han agrupado todos (unos 6 ó 7 eran en total) y me han venido a asustar a mi... Se han acercado "sigilosos" ( o al menos eso han creído ellos) mientras yo estaba sentada en una de las sillas ayudando a otro niño a hacer un puzzle, y se me han lanzado aullando y sacudiendo las manos, tirando por el suelo el puezzle que tanto le estaba costando hacer a su compañero.
En primer lugar me he dado por sorprendida, y después les he pedido que recogieran las piezas entre todos y ayudaran a hacerlo de nuevo. Alguno ha protestado, pero tras razonar brevemente todos han accedido a colaborar.
He aprovechado ese momento para dar la consigna de recoger e ir a colgar a la puerta el diario que elaboro cada día (o cada dos ó tres días) y que utilizo para informar las familias de lo que hemos hecho en clase.
Utilizo este diario para darles a las familias información. No se trata de un registro de lo que cada niño hace o cuando va al baño, al uso de las escuelas infantiles con el control de esfínteres, sino de un instrumento al servicio de los padres para poder comunicarse con sus hijos y participar en el día a día del aula de otra manera, que pueden utilizar en casa para hablar con sus hijos sobre lo que han hecho en el cole, para reforzar, buscar más datos que nos puedan interesar...
Es curioso que sólo unas pocas familias lo leen, pero cuando no lo cuelgo son muchos los que preguntan porqué hoy no hay nada escrito.
Tras recoger, nos hemos juntado para felicitar de nuevo a los niños del cumpleaños y volver a cantarles el Cumpleaños Feliz y nos hemos despedido para irnos a casa.
El otro día planteaba me Encarna que tenía que ser más explícita en la forma de evaluar. Considera las asambleas una herramienta fundamental de evaluación, cómo se expresan, a quién dirigen sus comentarios, y si no os hacen o se retráen en gran grupo dedico mucho tiempo a interactuar con ellos en los pequeños grupos, cómo son sus interacciones en el juego, sus conversaciones "cara a cara", incluso su diálogo personales (muchas veces hablan con el muñeco o consigo mismos como para ordenar sus pensamientos y expresan lo que no hacen en grupo).
Además, el generar varias veces y en diferentes ambientes y situaciones diálógos sobre los mismos temas hace que encontremos difentes vías para evaluar la evolución de los niños y la adquisición de ciertos contenidos. Creo que en esta tarea me sirve de mucho la organización de las actividades en diferentes espaciosy agrupamientos pues también puedo evaluar en qué escenarios se sienten más cómodos para hacerlo.
Personalmente, utilizo en muchas ocasiones la generación de contrasentidos, absurdos, equivocarme a sabiendas para que ellos me tengan que corregir o ayudar a encontrar la solución adecuada. Esto lo hago sobre todo cuando recapitulamos aspectos que ya sabemos de un proyecto.