El murciélago verde (semana del 7-11) en El rincón del zoo: Diario de reflexiones - Portafolio docente de Campus Virtual UMA

El murciélago verde (semana del 7-11)

 

Para comenzar con  la entrada semanal en mi diario personal me gustaría destacar al murciélago de color verde. Él, desgraciadamente, es el animal de la semana y detallaré las razones por la cual le he escogido.

La idea de su elección me surgió de una frase que Kiko dijo el miércoles en Metodología: “¿Qué tal?... ¿Mal?... Es normal. Seguramente sentiréis que tenéis murciélagos en la barriga en vez de mariposas. Y duele los bocados que pegan con sus colmillos, ¿verdad? “

Y digo que si dolieron…. Más que doler, los murciélagos me hicieron ver lo perdido que estaba. El proyecto de investigación que había que presentar a la hipotética compañía era algo bastante complejo. La verdad es que mi grupo y yo no sabíamos cómo enfocarlo en un principio. “¿Y esto por qué así? ¿No sería mejor utilizar la recogida de información a través de cuestionarios? ¿Y para qué esto? ¿Pero luego cómo lo llevamos? ¿Y los estudios de caso? ¿Y cuántos estudios? ¿Conferencias, seminarios o debates?” Teníamos un cúmulo de ideas y de cabos sueltos que no sabíamos cómo atarlos y cohesionarlos.

 Y por si fuera poco, a veces se acercaban Kiko o Miguel para ver nuestra progresión y tumbar los pilares de nuestro hipotético proyecto. ¡Qué fastidio y qué desesperación! Me da a mí que ellos también eran murciélagos camuflados y querían hacernos sufrir con sus “mordiscos.”

Al verme tan perdido, tan desorientado, con tantas ideas y opiniones de los compañeros/as,  no sabía cómo llevar a cabo todo aquello. La marea del mar de dudas me iba ahogando poco a poco, mientras que el tiempo iba pasando rápidamente. Entonces, en ese cúmulo de ideas, opiniones, voces de mis compañeros, discordia, etc. dentro de mi cabecita un murciélago de color verde volaba y me comentaba que aún estaba muy verde en esto de la investigación. ¡Qué gran verdad! ¡Sí que lo estaba!

Efectivamente, así de angustiado es como me he visto a lo largo de la semana con las tres sesiones intensivas de Metodología. Estaba más verde que unas habichuelas. La verdad es que uno no tiene por qué avergonzase de ello porque, tal y como dice Pérez Gómez en su libro: “para aprender, hay que desaprender y reaprender”. Esto quiere decir que para aprender debo destruir aquellos pilares que sostenían mis creencias, ideas, maneras de pensar e incluso actuar. ¿Será que eso estaba haciendo durante todo el diseño del proyecto? ¿Será que estaba aprendiendo en base a la práctica? Pues sí, posiblemente sería eso.

Pero la cosa no se quedó ahí, sino que fue a más. Concretamente el día de la exposición de nuestro proyecto, y ante el “ataque” cariñoso de mis compañeros/as pero fuertes de Miguel y Kiko, el murciélago verde se apoderó nuevamente de mi consciencia, recordándome lo verde que estaba en esto de la investigación cualitativa. ¡Qué trauma!

Miércoles y jueves me fui para casa con la sensación de que estaba más perdido que el barco del arroz y cuestionándome si esto era lo mío o no. La verdad he de confesar que estoy verde pero confío en que pueda mejorar poquito a poco. Si no lo hago, mejor apaga y vámonos…

Sin embargo, lo mismo que estaba de pegado, igual de pegado estaban las universidades con el tema de los grados. Resumo esto rápidamente. En clase de Procesos y Experiencias vimos una serie de guías sobre la adaptación de las carreras universitarias a grado. En ellas se detallaba información sobre cómo llevar a cabo una adaptación eficiente y de calidad.

Yo acabé la licenciatura el año pasado y me conozco muy bien el mundillo de los grados. Lo curioso era que las ideas y sugerencias que venían en aquellas guías que expusimos apenas se cumplen en muchas facultades. A medida que mis compañeros/as iban explicándonos de qué iban la guía que seleccionaron me daba cuenta de que todo lo que decían apenas se cumplía en las facultades de aquí de Málaga.

Esto hizo que me acordara de mi prima, la cual estudia en el grado de Económicas. La nombro porque una vez me dijo que los profesores “pasan” olímpicamente, que aquello es demasiado aburrido. “Tú no sabes bien cómo son los profesores y sus clases. ¿No se supone que los grados iban a ser más prácticos y más dinámicos? ¡Qué va! Si es lo mismo pero con más exámenes. ¡Menuda decepción!”, pues sí eso me dijo un día. Y reflexionando sobre las guías y la realidad actual universitaria, me di cuenta de que estamos todavía muy verde en cuanto al grado.

 Finalmente, el murciélago de color verde me ha hecho ver lo perdido y desorientado que estoy, pero también me ha servido para ver que sí puedo reorientarme y caminar firmemente por la senda de la innovación en educación. Seguramente que con esfuerzo, atención y desempeño podré sacarme el murciélago verde de mi cabeza y tener idea de todo lo que estoy aprendiendo durante el Máster. ¡Espero que así sea!