Son los primeros en comprensión lectora según PISA 2009. Segundos en Matemáticas y terceros en Ciencias. Sin duda alguna Corea del Sur tiene uno de los "mejores" sistemas educativos que hay en el mundo, ocupando las partes alta del ranking elaborado por la OCDE. 

También son de los primeros en las tasas de suicidios de los menores; un 55% de los jóvenes se han planteado seriamente suicidarse alguna vez. Están en la cúspide del número de operaciones de cirugía estética, su rechazo por su identidad y su preocupación por la estética es algo que afecta a la mayoría de los coreanos.

Lejos del Opa Gangman Style, lejos de la antítesis de Corea del Norte, lejos de todo eso se encuentra un país que destruye el modelo de la educación en la era digital de Ángel. Bienvenidos a Educarse en la era de la ultracompetitividad.

Y lo he llamado así porque los coreanos (del sur, se entiende...) entran a las 8 a clase y acaban su jornada a las 5 de la tarde, luego van a una academia privada hasta las 10 de la noche, teniendo que seguir haciendo deberes hasta las tantas de la madrugada. Un modelo basado en la ultra competitividad, donde no hay sitio para jugar, relacionarse y, en definitiva vivir la vida.

Quizás la competencia sobre la capacidad de utilizar y comunicar de manera disciplinada el conocimiento puede que la tengan muy desarrollada, (ojo, he abolido los términos crítico y creativo que Ángel propone en esta competencia), pero seguramente que las competencias para desarrollar la capacidad de vivir y concicir con el resto de grupos humanos y la tercera competencia, la capacidad para vivir y actuar de forma autónoma y construir su propio proyecto de vida, apenas las desarrollen.

Y esto es un problema grave. El proyecto de vida de los coreanos queda relegado a un segundo plano. La competitividad y el afán de ser el mejor país hace que de las escuelan salgan verdaderas máquinas, donde la felicidad es lo de menos es lo que realmente importa.

La evaluación se convierte en el abuso de la calificación a diestro y siniestro. Los niños y niñas coreanos temen a los boletines de calificiones porque saben que una mala nota podrá acarrear severas consecuencias. 

Y parece que estoy exagerando, pero no, esto es así. Es tan grave la situación en Corea del Sur que el propio gobierno se ha planteado en que el alumnado debe ser menos competitivo y ser más felices. 

A mí personalmente me ha conmovido bastante el vídeo. Muchas veces pienso que si la escuela antigua va a morir, que si es realmente una escuela antigua o una escuela ultra capitalista. Creo que me equivoco al pensar que la escuela antigua es eso, antigua, sino más bien es ultra capitalista, donde los ciudadanos son tomados como medio para alcanzar una mayor productividad y crecimiento. Pero el crecimiento es limitado y la vida también.

¿Y qué queremos en la sociedad del siglo XXI? ¿Una sociedad basada en la ultra competitividad que no aporte nada al ser humano o una sociedad en la que podamos vivir lo mejor posible todos aunque parezca utópico? Yo prefiero intentar lo segundo porque me parece que la vida está para vivirla, dejando atrás el vivir para trabajar que la oligarquía nos ha impuesto desde hace siglos y siglos, y que muchos obreros incluso ven hasta bueno.

Quiero una escuela del siglo XXI basada en las tres competencias de las que solemos hablar en clase. Que la gente construya su propio proyecto de vida que les lleve a ser felices a su manera, respetando a los demás y teniendo esa capacidad crítica que impida que la oligarquía pueda manipularnos nuevamente. Eso quiero yo, una escuela de todos y para todos.