Sexto día: Reunión en pleno Halloween

Hoy ha sido un día especial, por fin he visto algo más del trabajo de comunidades de aprendizaje que se realiza en el centro. Concretamente he podido participar en los grupos interactivos, una metodología muy atractiva que posteriormente explicaré con todo detalle. También he visto un poco más de ese trabajo que hace el centro para que todo el alumnado esté trabajando en equipo, desde tercero de Infantil hasta sexto de Primaria. Hoy ha sido un día muy movidito y eso es algo que se agradece, estar siempre conociendo nuevas cosas es algo que me encanta. Por último tuvimos una reunión con el equipo directivo en la que no dudé de preguntar muchas cosas para informarme aún más sobre el centro.

En lo referente al plano social, hoy me gustaría destacar que Manel ha faltado nuevamente. Sin duda alguna ya sé el motivo: sus padres. Por lo tanto no voy a hablar mucho de él.

Otra cosa que me ha llamado la atención es la nueva alumna: Sandy. Sandy tiene una larga y traumática historia detrás que es bastante interesante. Nada más llegar a clase el tutor la presentó, aunque ya el alumnado de la clase la conocía. Ella es una chica de 13 años que no sabe bien ni leer ni escribir. También se puede decir que es una de los “gallitos” de la clase, y eso que lleva tan solo un día.

¿Por qué digo que es una de los líderes? Muy fácil. Me dediqué a observarla en el recreo y vi que era la que lideraba al grupo de niñas de la clase. Las chicas pasaban un rato tocando las palmas y luego cambiaban rápidamente de juego. Ella siempre decidía qué hacer y cuándo. Me resultaba curioso que las demás la obedecían pero es que incluso la admiraban.

Pero… ¿Qué piensan los demás alumnos de ella? Bueno, las impresiones que me he llevado es que Sandy es una chica “temida” por el alumnado. Quizás haya usado una palabra un poco fuerte pero es lo que más asemeja a la situación. Su relación con los demás es buena pero se nota que trata de imponerse y dar la voz cantante en todo momento.

Y el docente, ¿qué opina? Pues qué decir, me quedé sin palabras cuando conocí la historia que tiene detrás esta niña. Sinceramente, aún sigo sin ser consciente de donde estoy metido y toda la historia que hay detrás de cada alumno/a.

El tutor me comentó que Sandy es una chica repetidora y absentista. Hace dos años hubo una trifulca entre el tutor y la madre que hizo que esta se llevara a la niña a otro colegio, donde ha sido expulsada. “A la madre le avisamos. Le advertimos que la niña iba a perder el derecho al comedor por la conducta que tenía y no veas como se puso. Aquello fue para mí bastante duro, la verdad. Entre gritos y amenazas la madre cogió a la niña y se la llevó. Al año siguiente la escolarizó en otro centro donde parece ser que la han expulsado y ahora, dos años después, la ha vuelto a escolarizar aquí otra vez. La cosa se espera movidita…”, me comentó el tutor ante mi perpleja mirada.

Y sí, Sandy tiene tela… El tutor me comentó que el padre y la madre trapichean con drogas y son pesos pesados en la Cruz Verde. Son de armas a tomar. “Sin embargo Sandy tiene un sentido del ridículo que no veas… Como no sabe ni leer ni escribir apenas, la niña se avergüenza cuando la sacamos para leer”, me comentó el tutor.

Así, también me dediqué a observar las relaciones del alumnado en clase, donde vi que en general es buena. Cabe destacar que, a pesar de que estén distribuidos en grupos de 5, ellos suelen llevarse bien en su mayoría. El único problema de adaptación e integración con el resto de compañeros y compañeras lo tienen solamente Manel y el muchacho pesimista.

Este último, su integración está siendo bastante dura por lo que me cuenta el tutor. Bien es cierto que está con los demás, pero estos no le hacen mucho caso e incluso están algo enfadados con ellos. Lo puedo ver por los comentarios relativamente despectivos que hacen sobre el muchacho, sobre todo su grupo de trabajo.

Por otra parte, en la clase no existe ningún líder, bueno, hoy ha entrado una y veremos a ver qué pasa con ella porque la niña es de armas tomar, la verdad. No es que tenga miedo pero eso puede ser una bomba de relojería dentro del grupo que funciona y se compenetra muy bien.

En el plano metodológico hoy cabe destacar que ha sido un día muy interesante para conocer qué se realiza en el centro y sobre todo en mi aula. Hoy he sido como una esponja, nutriéndome de todas las experiencias vividas en el centro y en mi aula.

A primera hora de la mañana teníamos preparado una tarea especial y característica de las comunidades de aprendizaje: los grupos interactivos.

Cuando llegué al aula vi que estaban los padres de una alumna puesto que nos iban a ayudar a trabajar esta tarea. Así que éramos 4 organizadores para los grupos interactivo. La distribución espacial del alumnado se mantenía igual y nosotros íbamos rotando por los grupos con nuestra tarea específica.

Y bien, ¿entonces de qué va esto de los grupos interactivos que no ha quedado claro? Pues consiste en que se proponen 4 tareas específicas y a cada organizador se le asigna una. Este va rotando por cada grupo cada 20 minutos y su función es la de explicar la tarea, observar cómo la realizan, hacer de moderador y evaluar.

El objetivo principal del grupo interactivo que se desarrolló en el día de hoy fue el de trabajar la competencia matemática a través de la lógica y lo que ya se estaba dando en clase: practicar las potencias y raíces cuadradas. Entonces teníamos 4 tareas:

-       Razonamiento y lógica a través de unas figuras y seriaciones. (La coordinaron los padres de la niña),

-       potencias. (Coordinado por el tutor),

-       Operaciones variadas. (Coordinado por la práctica)

-       Y problemas. (Que le toco al menda lerela).

Previo a empezar, el docente me explicó el sistema de evaluación y qué se pretendía evaluar. Añadió que tenía que observar cómo interactuaba el grupo, cómo discutían para resolver los problemas y cómo se ayudaban entre ellos. A nivel individual me dijo que observara cuánto tiempo tardan, si formulan bien las operaciones y si daban correctamente las respuestas.

Pues bien, tras finalizar la actividad, recogí una serie de conclusiones de cada grupo a través de la evaluación mediante la observación y se las entregué al tutor. Lo que más me llamó la atención fue que no razonan sino que aplican una mecanización de las matemáticas, por ejemplo, van buscando qué tienen que hacer y no lo razonan; si el problema parece de suma, a la suma se van.

Otra cosa que me llamó la atención es que algunos tienen determinados problemas de comprensión, sobre todo se notó en uno de los ejercicios que les planteé. Además, había algunos que les costaba algo más pero que el resto de compañeros y compañeras le ayudaban.

 Sin embargo no salí excesivamente contento de la experiencia que viví. ¿Por qué? Bueno, fructífera sí que fue (bastante), pero había algunas cosas que no me convencieron del todo y se lo comuniqué al docente.

La primera es que la línea de dificultad de los problemas era muy horizontal. A ver, lo explico con otras palabras mejor y que suene así más bonito. Quiero decir que todos los problemas eran de sumar o restar y muy sencillos. Entonces, algunos grupos con mayores capacidades se aburrían y no podía tirar de problemas más complejos. Esto hacía que el grupo estuviese desmotivado y con menos ganas de trabajar.

Lo segundo fue que en determinados grupos había poca implicación a la hora de ayudar a algún compañero o compañera. Pese a incidir mucho en ello, muchas veces no querían colaborar y eso hacía que el que iba más rezagado se quedara ahí solo resolviéndolo, ayudándole solamente yo. Esto no me gustó en absoluto, aunque cabe destacar que sucedió en pocas ocasiones, no fue una tónica habitual.

En definitiva, fue una tarea que me encantó y que sirve muy bien para evaluar tanto el clima del aula como los contenidos que se están dando en la asignatura de matemáticas. Pero, ¿qué hace el docente con la información que le di? Pues la almacena en un documento que tiene en su ordenador.

En este documento está toda la información individual del progreso del alumnado. Aquí anota cómo van progresando, qué dificultades tiene, qué sugerencias hacemos, etc. Es una forma de conocer muy bien cómo va mejorando el alumnado y también sirve para detectar los posibles problemas que se le vayan planteando.

Asimismo, lo que más me llamó la atención de los grupos interactivos fue la implicación de la familia. Sí, por fin veo cómo se implica la familia en el centro y qué funciones tiene, que en este caso fue de organizador de una tarea. Es verdad que fue una intervención aislada pero observé cómo se relacionaba con el alumnado y vi que la relación que hay entre el alumnado y la familia fue de respeto y cordialidad en todo momento.

Tras acabar el grupo interactivo el grupo clase jugaron un poco con el juego de Consumópolis. Es un juego virtual que sirve para trabajar contenidos de Conocimiento del Medio y educación en valores. Prácticamente sirve para hacer que el alumnado tome conciencia sobre el consumo responsable en todos sus ámbitos.

El juego es curioso, a mí me llamó mucho la atención porque el alumnado se mete de manera individual con sus portátiles en una pequeña ciudad virtual en la que tienen que superar una serie de pruebas.

Como buen curiosón que soy, me puse a trastear con un alumno para ver de qué iba aquello y enterarme mejor sobre las preguntas y los textos que debían que leer. Vi que dichas preguntas eran de lo más variopintas: hablaban sobre el ciberbullying, el reciclaje, el uso de la electricidad responsable, etc.

Estaba bastante bien y considero que es una tarea que sí, que se puede trabajar para mejorar. Pero ¿cómo se evalúa el progreso del alumnado en este juego? Es muy simple: a través de los puntos que ganan. A mayor cantidad de puntos… ¿mejor aprendizaje? ¿Y si aciertan por azar? No sé, no considero esta tarea muy adecuada para que sea un eje clave de evaluación del aprendizaje del alumnado.

De hecho el docente también piensa igual que yo y me comentó que es una actividad para que tomen conciencia sobre el consumo responsable y que desarrollen también el manejo de las TIC.

Y ya por último es el turno de la actividad estrella que se ha organizado hoy en el centro en conmemoración del día de Halloween: las audiciones de terror.

Era normal ver hoy a algunos niños o niñas vestidos de pequeñas brujitas, zombies e incluso momias. Ver a los pequeños/as corretear con sus máscaras, sus guadañas, sus túnicas negras, sus gorros de bruja e incluso antifaces era algo que nunca había visto en un centro escolar y que me hacía bastante gracia.

A las 11:30 una melodía terrorífica empezó a sonar en el centro. Parecía la canción del exorcista en versión midi (un formato de música) y daba un toque tétrico a la par de oscuro al centro. Los niños/as rápidamente salían de sus clases y se dirigían hacia el auditorio del cual habían sacado la entrada. “Rápido, nosotros vamos a la sala del conserje, allí tenemos el cuento del poder de la amistad”, le dijo un muchacho de tercero a otro compañero suyo.

Mas yo me sentía como un crío más y me infiltré en la biblioteca para vivir de cerca esto de las audiciones. Y sí, allí estaba la maestra de quinto y su práctico, dispuestos a contar un cuento sobre una bruja.

El pequeño grupo de alumnos/as que se formó allí era de lo más variopinto en cuanto a edades. Había niños/as de infantil, de primer, segundo y tercer ciclo de Primaria. Lo que sí me llamó la atención es que la mayoría del grupo eran niños.

El cuento empezó y las caras de intriga de los niños/as  lo decía todo. Tras la narración me llamó mucho la atención que la maestra les preguntara a cada alumno/a sobre lo que más les ha gustado del cuento. ¿Y para qué hacía esto? Pues simplemente para conocer la comprensión oral de los niños y de las niñas que estaban escuchándola.

Por otra parte, observé las relaciones de algunas niñas de sexto que estaban en la audición con el resto de niños/as. No me agradó mucho lo que vi porque una de ellas estaba todo el rato comentando que no veía el cuento y que quería cambiarse de sitio. Esto entorpeció la audición, aunque no tuvo repercusión alguna y no se paró en ningún momento.

Otro aspecto relevante fue que mis niñas interrumpieron también cuando el resto de alumnos/as dijeron qué les había gustado o no del cuento. Sinceramente esto me preocupó porque no mostraron una actitud de respeto hacia los demás. ¿Se podría haber hecho algo? Evidentemente sí, lo suyo hubiese sido establecer unas directrices previas para que eso no sucediese. Aunque la maestra supo controlar al grupo en todo momento y regañar a mis alumnas en todo momento.

Y así finalizó la actividad en la que había una diversidad de niños de todas las edades, donde me sorprendía ver cómo los niños escuchaban con atención el cuento narrado por el práctico. Me quedé maravillado a ver esa cohesión y me cuestioné por qué no se hace este tipo de cosas en otros centros puesto que sería absolutamente enriquecedor para el clima social del mismo.

 

La reunión con el equipo directivo

 Eran las doce y media cuando me dirigía a la clase tras el recreo. Subiendo las escaleras alguien me paró, era mi compañera Nuria. “Manu, la directora nos ha llamado para reunirnos todos los prácticos en la biblioteca”, me dijo.

Y allí me fui corriendo en un santiamén. Dentro estaban esperándome mis compañeros/as de prácticas del máster y del grado. Les saludé y me senté en el fondo. Todos estábamos sentados alrededor de una mesa donde habían dos sillas libres reservadas para la directora y la que creo que era la secretaria.

Al entrar las dos maestras que faltaban comenzó la reunión. Nunca me había pasado algo similar, así que no sabía de qué iba a ir eso y estaba un poco con la mosca detrás de la oreja. ¿Para qué nos han reunido? ¿Por qué? ¿Me querrán regañar? Eran cuestiones que rondaban por mi cabeza.

El propósito de la reunión fue para comentar nuestras experiencias, pedirnos el favor de que analizáramos el clima de aula y el proyecto desde la perspectiva de observador, solicitarnos nuestros diarios tras acabar la prácticas y lo que más me llamó la atención es que comentáramos aquellos aspectos que veíamos que cojeaba el proyecto.

Yo evidentemente no me quedé callado y como buen culo inquieto que soy, no dudé en realizar una serie de preguntas y comentarios. Era mi oportunidad para conocer qué opinan sobre la falta de higiene de Manel y si lo habían percatado. Ellas me comentaron que sí, que sí lo sabían pero que es responsabilidad del tutor.

Por otro lado, también le pregunté sobre el problema de inglés, pues los dos alumnos que visitaron el centro la semana pasada me comentaron que cojeaban en inglés. Ellas me contestaron que eran consciente de ello y que es algo que falla en el proyecto, que los niños/as van un poco atrasados con respecto al inglés pero que tienen una maestra magnífica ahora y que esperan mejorar el rendimiento curricular en esta área.

Esta reunión me sirvió para intercambiar impresiones con el resto de prácticos y también con el equipo directivo. Además, aquí me enteré un poco de los antecedentes del proyecto, de cuando comenzó y la forma que tienen de actuar.

Ellas añadieron que es un proyecto en el cual todo el equipo docente va a una, no se toman las decisiones sin consenso alguno y que todos forman un equipo. Por ejemplo, comentaron que hacían visitas a los barrios y casas del alumnado y siempre por parejas, para evitar así posibles problemas y tener testigos ante aquellas discusiones que podrían generar.

Nos comentaron que para ellos fue primordial acercar el centro a la barriada y las familias al centro, y que para eso decidieron ir a los barrios a visitar al alumnado y tratar de trabajar con ellos y ellas también allí. Conocer su entorno y valorarlo era un eje fundamental del proyecto que iniciaron hace 10 años y que se titulaba “La ilusión de vivir y crecer en compañía”.

Otro aspecto que hicieron mucho hincapié fue el tema de los castigos, donde hablaron sobre la importancia de concienciar al alumnado sobre el porqué de haber sido castigados y tratar de dialogar en todo momento con ellos y ellas. El castigo sin diálogo no es fructífero y lo que quieren fundamentalmente es que el alumnado aprenda de sus errores y mejorar la convivencia.

Y nos dieron las dos y ya finalizó una jornada que fue muy provechosa. Sin duda alguna me quedo con la reunión. A mí jamás me han dado voz en los centros que he estado de prácticas. Siempre fui la última mierda del lugar y nadie se interesó por mí, sobre todo en el Prácticum II donde me vi plenamente solo dando clases EF al alumnado de primer y segundo ciclo. Nunca se acercó nadie a preguntarme o a aconsejarme.

 

El lunes parece que será también muy interesante puesto que tenemos una lectura compartida con los padres y madres de los niños y niñas de sexto. El tutor ya me dio la noticia que tenía que leer y comentar el lunes próximo. Espero seguir aprendiendo mucho más en los pocos días que me quedan.