Bueno, el otro día terminé de leerme el capítulo 1 del libro de Pérez Gómez. Evidentemente es un capítulo que da mucho de que hablar, lo cual no está nada mal. Sin embargo, me gustaría centrarme en un concepto que surge en la página 60 del mismo libro. Dicho concepto es la saturación social del yo. 

En un mundo invadido por redes sociales, smartphones, wi-fi, ordenadores portátiles, etc. la saturación social del yo queda patente. El autor del libro se refiere a esto como al incremento vertiginoso del establecimiento de relaciones sociales entre las personas gracias al uso de las herramientes comentadas anteriormente. Sin embargo, yo asocio a este concepto uno nuevo: la ultrasocialización.

Con ultrasocialización me refiero a que las nuevas tecnologías han hecho presa a mucha gente y hoy en día están en contacto continuo con sus amigos, familiares, allegados, conocidos y no tan conocidos. ¿Es malo todo esto? Bajo mi punto de vista, sí. Lo justifico con la pérdida de intimidad y la superificial que muchas veces se crea en los nuevos lazos sociales que se estrechan entre las personas. Las relaciones se tornan como algo superfluo, esporádico y que rápidamente se puede llegar a apagar.

En cambio, tal y como se dice a lo largo del capítulo, antiguamente las redes sociales que una persona tenía estaban delimitadas por la zona en la que vivía. Si eras un urbanita, pues tenías mayor posibilidad de establer conocer un mayor número de personas. Por otro lado, si eras un campesino de un pequeño pueblo, dudosamente ibas a conocer a más personas más allá de tu pueblo. El proceso de socialización en sí estaba delimitado por las restricciones del entorno.

Hoy en día todo esto ha cambiado y es bueno que las personas puedan estrechar lazos con gente de otras culturas, de otros rincones del globo terráqueo, con los mismos gustos, etc. Sin embargo, muchas veces, y gracias a las redes sociales, esas relaciones se tornan en algo esporádico y nimio. Todo esto hace que valores tan fundamentales como el sentido de la amistad, la honradez, la honestidad, etc. puedan verse sustituidos por valores negativos como el interés, la frialdad, la mezquindad, el abuso, etc. Y esto se ve repetidamente en personas que se han quitado la vida por sufrir acoso cibernético.

Pero quiero destacar nuevamente que la ultrasocialización conlleva aspectos negativos. Un ejemplo claro es el control. El Gran Hermano que George Orwell hacía mención en su magnífico libro está presente en la sociedad. La ultrasocialización conlleva a que las personas estén localizadas en todo momento y que otras sepan qué está haciendo y con quién, puesto que suben diariamente fotos de sus quehaceres diarios. Un simple tweet puede ayudar a desvelar mucha información personal que no debería compartirse por la red. Inconscientemente estas personas realizan tales acciones sin ser consecuentes de que otros vigilan sus pasos o personas con afán de curiosear la vida de los demás las tienes en todo momento al tanto de lo que haces.

Por último, me gustaría añadir que esto sí tiene solución: el buen uso de las tecnologías. Y es aquí donde la educación entra en juego. Nosotros, los adultos, debemos concienciar a nuestros jóvenes en el uso responsable de las nuevas tecnologías y de las redes sociales. Tenemos que combatir la dependencia hacia las redes sociales puesto que es lo quederiva a la ultrasocialización.

Quizás deberíamos dejar a un lado los smartphones y hablar un poco más con el que tenemos delante de nuestra cara.

 

 

Aquí dejo un artículo interesante que habla más o menos sobre lo que he comentado:

 http://www.articuloss.com/Intimidad_Ultrasocializacion/