Un aprendizaje muy relevante en Profile View - Portafolio docente de Campus Virtual UMA

La escuela de la vida /
Un aprendizaje muy relevante

 


A lo largo de estos últimos años de carrera, he venido realizando un profundo desarrollo personal, debido, entre otras cosas, a que he pasado por algunas crisis de ansiedad. Estas crisis de ansiedad se disparaban por muy diversas razones, entre ellas:


- Miedos y preocupaciones.


- Altas expectativas sobre mi propio desempeño académico, imponiéndome metas irracionales en términos de posibilidad de realización; acompañadas de:


· Un componente en personalidad de excesivo perfeccionismo y autoexigencia.


· La incapacidad para sintetizar y ser más efectivo en muchas de mis creaciones.


· Una serie de circunstancias personales y familiares.


Y otras más que voy a ir contando a continuación; y que en definitiva, constituían un cóctel molotov para mi persona, del cual no sé como he salido tan bien parado y fortalecido.


Pues bien, al poco de empezar el máster, debido a todo ello, y a otros factores volví a agobiarme y a sentir ansiedad:


- Creí que había que leer el capítulo 3 del libro de Ángel Pérez, cuando no era necesario. Esto me llevó mucho tiempo; lo que supuso un retraso para el resto de capítulos respecto del ritmo de clase.


- Creí que habíamos de leer todas las guías de Bolonia.


- Sentía que no iba a ser capaz de gestionar el máster y llevar adelante el proyecto de Jaulas Abiertas y otro proyecto laboral cooperativo en el que empecé a colaborar “Librechip”. Y ciertamente, no me faltaban razones.


- Quería llevar un diario pormenorizado de cada módulo, semana por semana.


Pues bien, como iba diciendo, estas crisis de ansiedad han sido precisamente las que me han impulsado a realizar un profundo análisis consciente de los hábitos, causas, actitudes, pensamientos y circunstancias que me conducían a ellas.


Fruto de ello, a día de hoy, he aprendido a mantener una posición atenta y consciente ante todo ello. Es por ello que al cabo de unos días de tener esos sentimientos; comencé a analizar qué me lo estaba causando; y a tomar decisiones al respecto.


Así, fui consciente de que las metas que yo mismo me estaba imponiendo eran irracionales, cosa que me generaba ansiedad y sensación de impotencia.


De manera paralela, tuve la suerte de leerme dos libros, uno sobre el movimiento slow, y otro sobre la autoestima. Del primero extraje la firme convicción de que hacer menos y de manera más lenta es necesario y saludable. Del segundo aprendí lo importante que es quererne a uno mismo y cuidarse, lo que pasa por ser más permisivo y flexible con uno mismo, menos exigente, y a construir expectativas más racionales y deseables.


Así, comenzó un proceso de priorización. Primero, a recuperar mi salud y equilibrio interior: meditaciones, buena alimentación, ejercicio... Segundo, a ir pasito a pasito, posponiendo el proyecto de Jaulas Abiertas para el segundo módulo, momento en el que tendría menos carga lectiva; dejando a un lado el proyecto de LibreChip; y tomándome las cosas con mucha filosofía.


Hay un fragmento de uno de mis libros favoritos, Momo, escrito por Michael Ende, que me resulta muy revelador a este respecto:


A Beppo le gustaban estas horas antes del amanecer, cuando la ciudad todavía dormía. Le gustaba su trabajo y lo hacía bien. Sabía que era un trabajo muy necesario. Cuando barría las calles, lo hacía despaciosamente, pero con constancia; a cada paso una inspiración y a cada inspiración una barrida. Paso – inspiración – barrida. Paso – inspiración – barrida. De vez en cuando, se paraba un momento y miraba pensativamente ante sí. Después proseguí a paso – inspiración – barrida. […] Ves, Momo – le decía, por ejemplo - las cosas son así: a veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga, que nunca crees que podrás acabarla.


Miró un rato en silencio a s u alrededor; entonces siguió:


- Y entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estas sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer.


Pensó durante un rato. Entonces siguió hablando:


- Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca nada más que en el siguiente.


- Volvió a callar y reflexionar, antes de añadir.


- Entonces es divertido; eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser.


Después de una larga interrupción, siguió:


- De repente se da uno cuenta de que paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta cómo ha sido, y no se está sin aliento. Asintió en silencio y dijo, poniendo punto final:


- Eso es importante.” (Momo, pp. 38-39).